Por: Itxu Díaz
La imposición de firmar cada domingo sobre las cosas de la vida, si se prolonga durante años, arrastra al cronista a una extraña dependencia. Tras el final, el mono. Tras el mono, el hombre. Tras el hombre, la ameba. Se trata de un proceso de desintoxicación, mutación y silencio; ese gran enemigo del siglo XXI, que es la era del ruido y la prisa; el infierno prometido de la gran urbe; la constante invitación a volver los anhelos hacia el viejo mundo rural.
No crean. No hay drama alguno. Porque por esos caprichosos de la fortuna, ahogado el hueco en la prensa española a este articulista, han aparecido siempre las Américas para acoger mis renglones torcidos, y las otras Américas -la de los buscadores de oro- para evitar en última instancia el destierro físico. Todas las Américas.
Iustración de Iñigo Navarro para GUC360
A veces lo pienso, sobre todo bajo los cielos azulones y cuaresmales que nos regala estos días Madrid, y me invade una cierta solemnidad al pensar que estos mismos caminos extraviados los recorrieron ilustres antepasados de la secta literaria. Hombres que hubieron de hundir su bohemia cultural en vasos de tequilas y rones, cotizadas ya en el páramo de la prensa de papel las últimas copas de Rioja que hasta ayer temblaban vacantes en la rutina del mozo de la bandeja.
Es tal vez aquel hallazgo tan feliz como melancólico de Gómez de la Serna: "La lluvia es triste porque nos recuerda cuando fuimos peces". Hoy nos quedamos en jirafas, mas jirafas enamoradas.
Itxu Díaz es periodista, columnista satírico y escritor. En los últimos quince años sus artículos se han publicado en decenas de medios de España y Estados Unidos.
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