Por: Maria Florencia Aliaga
Al parecer, el motivo sería la búsqueda de la “felicidad”. Y lo mejor de todo, es que según los científicos, viajar es una de las mejores formas de encontrar esa “felicidad” que todos anhelamos.
Según un estudio realizado por la Universidad Estatal de San Francisco, en Estados Unidos, confirmó que viajar nos hace felices, o al menos, más felices que comprar cosas, ya que invertir dinero en experiencias en vez de en cosas materiales, sería la clave para encontrar una felicidad genuina y sostenida en el tiempo.
Thomas Gilovich, el psicólogo e investigador responsable del estudio, afirma que “somos la suma total de nuestras experiencias”, y que “nuestras mayores inversiones deberían dedicarse a crear recuerdos en base a experiencias y vivencias personales”, como los que se generan cuando se emprende un viaje.
Al contrario de la alegría fugaz que provoca el poseer un nuevo bien, viajar es un proceso en el cual la felicidad surge cuando pensamos la travesía, su planificación sigue dándonos placer y alegría, lo que continúa mientras lo vivimos y también cuando lo recordamos, al volver.
Ya sea que en las próximas vacaciones cruces de continente, o visites un pueblo cercano a tu ciudad, debes saber que viajar es una experiencia que no sólo se disfruta, sino que también se traduce en beneficios a nuestra salud y estado de ánimo. Aquí enumeramos algunos de ellos:
• La felicidad de viajar comienza antes del viaje
• Según un estudio realizado en el Reino Unido en el 2002, las personas se sienten particularmente felices cuando se acercan las vacaciones, porque esto puede significar un próximo viaje. La emoción que implica elegir el destino, planificar el traslado y el hospedaje, y planear las actividades a realizar, provoca mucha alegría, lo que, desde antes de partir, ya se aumenta el bienestar general.
• Al viajar, uno recupera la riqueza de vivir plenamente, poniendo en total funcionamiento los cinco sentidos, que muchos veces tenemos adormecidos. Poniendo foco en el poder mirar nuevos paisajes, probar distintas comidas, escuchar nueva música y desconocidos idiomas, oler nuevos aromas y tocar nueva realidad que se nos ofrece. Viajar hace que te sientas más vivo que nunca, vuelves a animarte a jugar con tu niños interior y te permites sentir emociones que tenías olvidadas.
• Cuando estamos estresados, tendemos a elegir destinos con el objetivo de alejarnos de nuestra rutina y aquello que nos agobia. Aunque muchos de nosotros utilicemos esta estrategia de escape de manera intuitiva, la Asociación Americana de Psicología sostiene que las vacaciones, y específicamente los viajes, pueden ayudarnos a lidiar con el estrés y otras emociones negativas, porque nos alejan de los lugares y tareas que generan esos sentimientos. .
• El ritmo y las exigencias a las cuales estamos atados en la ciudad, sumado al ajetreo del trabajo y el tráfico de las grandes ciudades, atacan nuestro bienestar general, provocando depresión, mal humor e irritabilidad. Avala esta tesis un estudio realizado por la Clínica Marshfield de Wisconsin, que expone que las mujeres que viajan sólo una vez cada dos años son más propensas a sufrir de depresión y estrés que las mujeres que salen de vacaciones al menos dos veces al año. Cambiar por un escenario y actividades diferentes trae consigo un montón de beneficios a nivel psicológico: por ejemplo, la mente puede oxigenarse y sanar, al igual que el cuerpo, de las consecuencias del estrés. Específicamente, el contacto con la naturaleza hace maravillas a la hora de relajarnos.
• La ciencia afirma que los hombres que no viajan durante varios años son 30% más propensos a tener un ataque al corazón. De manera inversa, los hombres que toman vacaciones regularmente son 21% menos propensos de sufrir un ataque cardíaco. Para las mujeres que viajan sólo una vez cada seis años, ese riesgo se multiplica ocho veces. Además de sumar beneficios psicológicos contra el estrés, las actividades que uno practica al viajar, como caminatas, senderismo, alpinismo y snorkel, son las que harían la diferencia.
• Nos enseña nuevas habilidades y nos ayuda a valorar lo importante
Pasear ejercita nuestras habilidades sociales, ya que nos pone en contacto con gente que no conocemos, con las cuales no estamos acostumbrados a tratar en nuestra rutina diaria. Mientras más lejos nos vayamos, mayor será el intercambio. Como seres sociales que somos, lograr ricos intercambios con otras personas, hace que mejore nuestra autoestima y nuestro bienestar general. Además, es un hecho que viajar nos hace menos materialistas, porque nos demuestra que podemos sobrevivir con lo puesto, sin la necesidad de acumular. Mientras menos equipaje llevas, más libre te sientes.
• No sólo sumamos millas, sino experiencias
Cada viaje es una aventura que nos suma conocimiento, experiencias, vivencias y muchas anécdotas que contar. En cada viaje, uno se siente libre, protagonista y dueño de su vida, pudiendo uno regalarse tiempo para uno mismo, lo que también repercute en una más saludable autoestima. Lo experimentado en un viaje es una inversión que no pasa de moda, ni se rompe, ni se pierde, sino que dura para toda la vida.
Y para ti ¿cuáles son los beneficios de viajar?
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